Después de una travesía del desierto que ha durado más de una década, el ganadero de ovino de leche puede sacar algo la cabeza y respirar. El precio de la leche de oveja se paga en Castilla y León a cerca de 1,50 euros el litro, un precio negociado hasta noviembre.
“Trabajamos para que esté vigente hasta enero, de modo que nuestros socios dispongan de cuatro meses para estructurar sus explotaciones”, subraya Marceliano Navarro, presidente de la cooperativa Cogala.
Es un precio que se puede considerar “una conquista histórica”, lograda por las cuatro organizaciones de productores constituidas, entre ellas Opecyl, de la que forma parte la propia Cogala.
Frente a su forma de trabajar, “hay ganaderos que van al mercado sin organizar, por libre, y están en blanco”, destaca Marceliano. Y es que la interlocución es una función muy importante dentro de los cometidos de la Organización de Productores. El escaso peso de cada uno de ellos, de forma individual, “ha sido tradicionalmente la razón que ha hecho que el ganadero sea el eslabón más débil de la cadena”, recuerda.
En los últimos meses ha bajado el precio de los cereales de invierno, así como el del maíz, lo que se ha traducido en una caída sostenida del precio del pienso. Desde enero ha bajado unos 40 euros por tonelada.
Otra de las causas ha estado en la reducción de la demanda de pienso, aunque no todas las ganaderías han tenido el mismo comportamiento. Depende de si el ganadero es al mismo tiempo agricultor, aunque quizá lo que más pese sea la forma en que se adquiere el pienso. “No es lo mismo comprar en campaña que después, en el día a día; las diferencias pueden ser de 7-8 céntimos por litro de leche producida”, apunta Marceliano.
En cuanto a los ganaderos-agricultores, tampoco hay que pensar que el alimento les llega a los animales caído del cielo: “Hay que hacer bien la contabilidad y tener en cuenta los gastos que supone producir esos cultivos”.
Al mismo tiempo que el precio de la leche se ha recuperado, ha sucedido algo similar con los lechazos, que se pagan ahora mismo entre los 6 y los 6,10 euros el kilo, calculado en vida. “Hacía años que no se alcanzaban esos precios”, recalca el presidente de Cogala.
En ambos casos el mercado refleja que ha bajado la producción. En el caso de la leche de oveja esa reducción ha sido de entre un 8 y un 9%. Ante este panorama las industrias transformadoras, “que afortunadamente han seguido invirtiendo en mejorar sus instalaciones”, están obligadas a pagar mejor la leche si quieren seguir trabajando.
Es una situación nueva en la relación entre oferta y demanda, con un productor que vuelve a ganar dinero después de una década en la que se le han apretado las clavijas por todas partes. “Solo hemos aguantado las explotaciones que disponemos de una mano de obra familiar”, recalca Marceliano.
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